Obrigado Lisboa (Domingo)
Último día de la semana y nos quedaban algunas cosas por ver y por probar de Lisboa, el tiempo seguía inestable y después de la fiebre del sábado noche pues nos levantamos también bastante tarde, de hecho salimos del hotel a la hora de comer y lo mejor era que antes de movernos por ahí pues tomásemos algo y hacer la excursión de un tirón. Nos quedamos en un restaurante muy cercano al hotel donde Dani solía cenar cuando lo mandan para allá, un sitio de trabajadores, acogedor que me hizo gracia que Dani me preguntase que si me importaba comer allí, lo decía porque la noche pasada como estuvimos en el Cafe La Palma que es un tanto pijo pues no le cuadraba que luego me apeteciese comer allí. Comimos el menú y me pareció muy curioso que en las noticias de la televisión portuguesa no hablaban mas que de inundaciones, del Papa y luego se tiraban como unos 40 minutos hablando de deportes, bueno, de fútbol, hay una gran pasión allí por el deporte del balompié y además podías ir a cualquier sitio y veías partidos de la Premier League inglesa o del Calcio italiano, les encanta el fútbol, es toda una religión allí.
Tras nuestra última comida lisboeta junto a los curris cogimos el metro y esta vez en Entrecampos nos fuimos por el andén contrario y pasamos por la estación de Alvalade, un sitio bastante currao donde se ubica el campo del Benfica, club de antaño que fue campeón de Europa y que disputó grandes partidos con el Madrid en los 60. Todo decorado de rojo y con el águila símbolo de este equipo lisboeta. Continuamos hasta la estación de Cais do Sodré, una de las estaciones más transitadas y famosas del metro. Como decía en el primer post el metro esta muy cuidado y es bastante nuevo, cada estación reúne obras de arte, en esta de Cais do Sodré hay una gran frase puesta y muchos conejos que son una copia del conejo que salía en el cuento de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll. La estación de Cais do Sodré no es sólo metro sino un gran intercambiador que tiene estación de tren, tranvías e incluso transporte marítimo ya que está estación se ubica al sur de la ciudad y está a la orilla del Tajo.
Esperamos a que pasase el tranvía para dirigirnos al barrio de Belem pero pasó un autobús que nos dejaba allí así que descartamos coger el tranvía. En el trayecto de autobús vimos bastantes raíles de tren que te llevan a las afueras de la región como por ejemplo a Estoril. El barrio de Belem es uno de los más representativos de Lisboa y su handicap es que está a las afueras pero merece la pena visitarlo por su gran cantidad de obras y por otro motivo que a continuación paso a explicar. En Rua Belem encontramos la pastelería más grande del mundo que te ofrece una especie de tartaletas que son los pasteles de Belem, hacía allá nos encaminamos y pudimos conseguir sitio para sentarnos y tomar un par de tartaletas con un muy buen café. Recomiendo esta pastelería porque es una sensación única para el sentido del gusto. Gente como Madonna cuando va a Lisboa pide de estos pasteles que sólo los fabrican ahí.
Al lado de la pasteleria se encuentra el monasterio de los Jerónimos que es un gran templo donde está la tumba de Vasco de Gama y que es famoso por un bonito claustro que tiene. Vimos la tumba y anduvimos por la iglesia para que Dani hiciese algunas fotos, gran cantidad de personas estaban dando un paseo por allí. Continuamos casi andando a orillas de la carretera y divisamos la Torre de Belem y nos dijimos que para allá íbamos, como teníamos que coger pues íbamos con cuidado de no pasarnos de hora pero nos daba tiempo, así que compramos la entrada (uno que me se yo por edad le hicieron descuento je, je...) y subimos los 6 pisos de la Torre, es un sitio curioso donde oteas el puente del 25 de Abril y ves al Cristo de Corcobado. Con la brisa del Atlántico y siendo domingo pues sientes una gran paz y notas que el viaje ha merecido bastante la pena haberlo hecho. Ya entre risas y caminando a orillas del Tajo pues no podíamos irnos sin ver el monumento a los Descubridores, una escultura construida como punta de lanza hacía el oceano donde están todos los descubridores del continente americano. Había mucha gente por allí haciendose fotos y grupos de latinoamericanos tocando para que les echasen unas monedas.
Fuimos otra vez a los Jerónimos y desde allí pillamos un taxi hasta el hotel para recoger las maletas, aprovechando el mismo taxi pues nos llevó al aeropuerto internacional de Lisboa y allí esperamos pacientemente Dani y yo tomándonos un último birrazo para coger vuelo de Portugalia que nos llevaría a Madrid, fue una suerte que Dani terminase de currar por allí y nos pudiesemos venir los dos juntos. Así en el aeropuerto comentamos un poco el viaje y hablábamos de múltiples temas, este chaval es un poco callado pero cuando habla pues no dice tonterías y es interesante lo que suele contar. El avión de vuelta parecía de juguete pero no hubo problema alguno durante el viaje, llegó a Madrid enseguida y a su hora. Nos fuimos para Cuatro Caminos y hasta aquí llegó mi primer viaje al país vecino. Espero y deseo volver muchas más veces por allí, sobre todo a Lisboa y también me apetece darme una vuelta por Oporto. No entiendo que siendo el país más cercano que tenemos los españoles lo tengamos tan olvidado, me parece un gran país muy desaprovechado que deseo que en el futuro prospere y que sigan siendo tan amables y tan buena gente como se portaron con nosotros.
Tras nuestra última comida lisboeta junto a los curris cogimos el metro y esta vez en Entrecampos nos fuimos por el andén contrario y pasamos por la estación de Alvalade, un sitio bastante currao donde se ubica el campo del Benfica, club de antaño que fue campeón de Europa y que disputó grandes partidos con el Madrid en los 60. Todo decorado de rojo y con el águila símbolo de este equipo lisboeta. Continuamos hasta la estación de Cais do Sodré, una de las estaciones más transitadas y famosas del metro. Como decía en el primer post el metro esta muy cuidado y es bastante nuevo, cada estación reúne obras de arte, en esta de Cais do Sodré hay una gran frase puesta y muchos conejos que son una copia del conejo que salía en el cuento de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll. La estación de Cais do Sodré no es sólo metro sino un gran intercambiador que tiene estación de tren, tranvías e incluso transporte marítimo ya que está estación se ubica al sur de la ciudad y está a la orilla del Tajo.
Esperamos a que pasase el tranvía para dirigirnos al barrio de Belem pero pasó un autobús que nos dejaba allí así que descartamos coger el tranvía. En el trayecto de autobús vimos bastantes raíles de tren que te llevan a las afueras de la región como por ejemplo a Estoril. El barrio de Belem es uno de los más representativos de Lisboa y su handicap es que está a las afueras pero merece la pena visitarlo por su gran cantidad de obras y por otro motivo que a continuación paso a explicar. En Rua Belem encontramos la pastelería más grande del mundo que te ofrece una especie de tartaletas que son los pasteles de Belem, hacía allá nos encaminamos y pudimos conseguir sitio para sentarnos y tomar un par de tartaletas con un muy buen café. Recomiendo esta pastelería porque es una sensación única para el sentido del gusto. Gente como Madonna cuando va a Lisboa pide de estos pasteles que sólo los fabrican ahí.
Al lado de la pasteleria se encuentra el monasterio de los Jerónimos que es un gran templo donde está la tumba de Vasco de Gama y que es famoso por un bonito claustro que tiene. Vimos la tumba y anduvimos por la iglesia para que Dani hiciese algunas fotos, gran cantidad de personas estaban dando un paseo por allí. Continuamos casi andando a orillas de la carretera y divisamos la Torre de Belem y nos dijimos que para allá íbamos, como teníamos que coger pues íbamos con cuidado de no pasarnos de hora pero nos daba tiempo, así que compramos la entrada (uno que me se yo por edad le hicieron descuento je, je...) y subimos los 6 pisos de la Torre, es un sitio curioso donde oteas el puente del 25 de Abril y ves al Cristo de Corcobado. Con la brisa del Atlántico y siendo domingo pues sientes una gran paz y notas que el viaje ha merecido bastante la pena haberlo hecho. Ya entre risas y caminando a orillas del Tajo pues no podíamos irnos sin ver el monumento a los Descubridores, una escultura construida como punta de lanza hacía el oceano donde están todos los descubridores del continente americano. Había mucha gente por allí haciendose fotos y grupos de latinoamericanos tocando para que les echasen unas monedas.
Fuimos otra vez a los Jerónimos y desde allí pillamos un taxi hasta el hotel para recoger las maletas, aprovechando el mismo taxi pues nos llevó al aeropuerto internacional de Lisboa y allí esperamos pacientemente Dani y yo tomándonos un último birrazo para coger vuelo de Portugalia que nos llevaría a Madrid, fue una suerte que Dani terminase de currar por allí y nos pudiesemos venir los dos juntos. Así en el aeropuerto comentamos un poco el viaje y hablábamos de múltiples temas, este chaval es un poco callado pero cuando habla pues no dice tonterías y es interesante lo que suele contar. El avión de vuelta parecía de juguete pero no hubo problema alguno durante el viaje, llegó a Madrid enseguida y a su hora. Nos fuimos para Cuatro Caminos y hasta aquí llegó mi primer viaje al país vecino. Espero y deseo volver muchas más veces por allí, sobre todo a Lisboa y también me apetece darme una vuelta por Oporto. No entiendo que siendo el país más cercano que tenemos los españoles lo tengamos tan olvidado, me parece un gran país muy desaprovechado que deseo que en el futuro prospere y que sigan siendo tan amables y tan buena gente como se portaron con nosotros.
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