Arigato Japón Ni Hi (Segundo día)
En la urbe amaneció pronto, allí en el verano tokiota amanece a las 4:30 de la madrugada, así que al segundo día de estancia te sigues sintiendo un extranjero intruso al que tratan muy bien pero que no estas integrado con ellos. Nos levantamos algo tarde debido al cansancio acumulado por el vuelo y la juerga de la noche anterior. El plan era ir a Kamakura pero una vez que estas en Tokio lo que te apetece es devorar cada uno de los barrios de la ciudad, asi que cogimos nuestras cámaras de fotos como los turistas japoneses en España y a andar en el verano húmedo y contaminado de Tokio.
Para empezar pues nos recorrimos nuestro barrio y estábamos al lado de un gran templo con la Tokyo Tower al ladito del templo, al principio todo te impresiona, haces muchas fotos y todo te parece extraño y encantador a la vez, necesitas unas horas para acostumbrarte y convivir con ese húmedo clima y nublado. La Torre de Tokio es una réplica de la Torre Eiffel parisina pero en naranja y un poco más alta, antes de subir en el carrito de los crepes desayunamos y luego por 800 yenes puedes ver las impresionantes vistas de una de las ciudades más grandes del mundo. Desde la altura veias todos los barrios que luego visitariamos, Shibuya, Shinjuku, Odaiba, la zona del palacio imperial, Ginza, etc... La isla de Odaiba es una isla artificial construida por los japoneses que se ha convertido en zona de negocios y grandes centros comerciales, no tiene mucho encanto asi que no la visitamos, nos conformamos con verla desde esta torre. Un aspecto que te encuentras al visitar sitios más o menos turísticos es que te das cuenta de que en Japón todo el mundo trabaja, aunque sea un trabajo inútil como darle al botón de un ascensor u organizar una cola.
Tras nuestro primer contacto como estabámos con fuerzas fuimos dando paseo, el plan era llegar hasta el palacio imperial y con el mapa era imposible perderse, lo que no calculamos fue la distancia que era una bestialidad, fuimos por un gran paseo y cada rato estábamos en las máquinas de bebidas tomando algo, visitamos toda la zona donde se ubican los ministerios del gobierno japonés, algo así como la Castellana en Madrid, una zona bastante aburrida y muy occidental. Por fin tras una buena caminata llegamos al palacio imperial y para chasco nuestro siempre está cerrado, sólo pudimos verlo por fuera y la verdad no me pareció gran cosa. Lo que tenia bueno la zona tanto ministerial como del palacio imperial es que estaba rodeada de jardines y entonces llegaba la hora de comer y habia puestos de comida donde te preparaban cosas tipicamente japonesas como tempura, udon, etc... Yo me pedí unos de esos boles que te preparan en un santiamen y empecé mi curso de como usar los palillos para comer, a día de hoy todavía sigo aprendiendo.
Tras una buena siesta tumbado en el césped no sin previa discusión sobre lo que ibamos a hacer pues lo fácil era ir a Ginza porque luego no pillaba lejos del hotel para ir a arreglarnos y salir de cena por ahí. Así que nos dirigimos a Ginza, también andando porque al principio quieres ver la ciudad y te sientes parte de ella. Lo primero que hicimos fue visitar el museo de Telecomunicaciones de Tokio, una cosa super curiosa y extraña a la vez porque era todo como muy infantil, no es la idea de museo que haría un país europeo o americano, yo me hice una foto con una especie de muñeco que parecia un bizcocho cabreado. Ginza es una de las nuevas zonas de Tokio, muy cara y exclusiva, paseando por allí encuentras a todas las aprendices japonesas de Victoria Beckham al lado de tiendas de todos los diseñadores más grandes del mundo, esta zona los domingos la cierran al tráfico y la gente pasea tranquilamente por sus calles. También tiene su propio paraíso tecnológico en el Sony Building, un edificio que afuera tiene un acuario super bonito y dentro pues unas chicas muy guapas y amables te atienden como si fuera a comprarles todo. Todas estas calles era un poco el bullicio de Callao y la exclusividad de Serrano, lo que más impresionaba era otra vez el caos pues esta vez diurno que antes viví en Shimbashi la noche anterior.
Andamos mucho por Ginza y las fuerzas ya flaqueaban, no me hubiese importando ir a la lonja del puerto de Tokio, estábamos apenas a 1 km pero ya era demasiado, nos fuimos al hotel para arreglarnos y salir de juerga de nuevo. Esa noche cenariamos en un restaurante que hay en la zona de Akasaka que es de ninjas, probamos la otra red de metro que hay en Tokio, no la JR, sino la de Metro Tokyo y tardamos un rato en encontrar el restaurante, eso si, la gente siempre muy amable con nosotros, les hablábamos en inglés y hacían todo el esfuerzo del mundo por entenderte, no sabían decirte que no, si algo no sabían le preguntaban a otro y así hasta que te encontraban una solución, un aspecto que deberíamos aprender en Occidente. El restaurante como antes he mencionado era de ninjas y en recepción te salía un ninja de la nada que te conducía por un montón de pasillos estrechos y puentes levadizos hasta tu comedor particular. Los que lo lean ya se pueden imaginar la clavada que eso te podía costar y efectivamente es así pero comer comes bien. A título personal me parece un poco chorra lo de los ninjas e infantiloide porque es como si en España me fuera a un restaurante donde en la recepción me recibiese un torero con un capote y me fuera toreando hasta mi mesa, no es un plan que me seduzca mucho que digamos.
Después de la cena nos quedamos por eso barrio tomando unas copas, yo me aficioné bastante allí al Jack Daniels solo con hielo, con tabaco japonés sabe mucho mejor. La zona de Akasaka tenia una pinta bastante chunga, hombre de negocios acompañados de señoritas y muchos negros que te hablaban en el idioma que sea ofreciendote la oferta de 3000 yenes una hora de cerveza y si solo quieren copa pues copa y sino pues chicas del país que tu quisieses. Hubo algún que otro debate acerca del tema con que si pasaba algo o si la prostitución tal o cual, como ahora escribo yo pues mi opinión me parece que todas esas ofertas eran bastante degradantes no solo para las mujeres sino para el ser humano en general, Japón tiene muchas cosas buenas pero una muy mala es que es un país muy machista y el trato hacía las mujeres deja bastante que desear y precisamente no voy a contribuir yendo a ese tipo de sitios por mucho que no pase nada, me parece inmoral.
Al final entramos en un bar y rodeados de gente que había salido de sus respectivos trabajos tomamos unas copas, pillamos un taxi que no son nada caros (otro tópico que quiero derribar) y de nuevo sentado en la ventana de mi habitación de hotel apurada un último cigarrillo mientras esta vez sí, no como en Nueva York, pude visionar la luna tokiota, muy bonita.
Para empezar pues nos recorrimos nuestro barrio y estábamos al lado de un gran templo con la Tokyo Tower al ladito del templo, al principio todo te impresiona, haces muchas fotos y todo te parece extraño y encantador a la vez, necesitas unas horas para acostumbrarte y convivir con ese húmedo clima y nublado. La Torre de Tokio es una réplica de la Torre Eiffel parisina pero en naranja y un poco más alta, antes de subir en el carrito de los crepes desayunamos y luego por 800 yenes puedes ver las impresionantes vistas de una de las ciudades más grandes del mundo. Desde la altura veias todos los barrios que luego visitariamos, Shibuya, Shinjuku, Odaiba, la zona del palacio imperial, Ginza, etc... La isla de Odaiba es una isla artificial construida por los japoneses que se ha convertido en zona de negocios y grandes centros comerciales, no tiene mucho encanto asi que no la visitamos, nos conformamos con verla desde esta torre. Un aspecto que te encuentras al visitar sitios más o menos turísticos es que te das cuenta de que en Japón todo el mundo trabaja, aunque sea un trabajo inútil como darle al botón de un ascensor u organizar una cola.
Tras nuestro primer contacto como estabámos con fuerzas fuimos dando paseo, el plan era llegar hasta el palacio imperial y con el mapa era imposible perderse, lo que no calculamos fue la distancia que era una bestialidad, fuimos por un gran paseo y cada rato estábamos en las máquinas de bebidas tomando algo, visitamos toda la zona donde se ubican los ministerios del gobierno japonés, algo así como la Castellana en Madrid, una zona bastante aburrida y muy occidental. Por fin tras una buena caminata llegamos al palacio imperial y para chasco nuestro siempre está cerrado, sólo pudimos verlo por fuera y la verdad no me pareció gran cosa. Lo que tenia bueno la zona tanto ministerial como del palacio imperial es que estaba rodeada de jardines y entonces llegaba la hora de comer y habia puestos de comida donde te preparaban cosas tipicamente japonesas como tempura, udon, etc... Yo me pedí unos de esos boles que te preparan en un santiamen y empecé mi curso de como usar los palillos para comer, a día de hoy todavía sigo aprendiendo.
Tras una buena siesta tumbado en el césped no sin previa discusión sobre lo que ibamos a hacer pues lo fácil era ir a Ginza porque luego no pillaba lejos del hotel para ir a arreglarnos y salir de cena por ahí. Así que nos dirigimos a Ginza, también andando porque al principio quieres ver la ciudad y te sientes parte de ella. Lo primero que hicimos fue visitar el museo de Telecomunicaciones de Tokio, una cosa super curiosa y extraña a la vez porque era todo como muy infantil, no es la idea de museo que haría un país europeo o americano, yo me hice una foto con una especie de muñeco que parecia un bizcocho cabreado. Ginza es una de las nuevas zonas de Tokio, muy cara y exclusiva, paseando por allí encuentras a todas las aprendices japonesas de Victoria Beckham al lado de tiendas de todos los diseñadores más grandes del mundo, esta zona los domingos la cierran al tráfico y la gente pasea tranquilamente por sus calles. También tiene su propio paraíso tecnológico en el Sony Building, un edificio que afuera tiene un acuario super bonito y dentro pues unas chicas muy guapas y amables te atienden como si fuera a comprarles todo. Todas estas calles era un poco el bullicio de Callao y la exclusividad de Serrano, lo que más impresionaba era otra vez el caos pues esta vez diurno que antes viví en Shimbashi la noche anterior.
Andamos mucho por Ginza y las fuerzas ya flaqueaban, no me hubiese importando ir a la lonja del puerto de Tokio, estábamos apenas a 1 km pero ya era demasiado, nos fuimos al hotel para arreglarnos y salir de juerga de nuevo. Esa noche cenariamos en un restaurante que hay en la zona de Akasaka que es de ninjas, probamos la otra red de metro que hay en Tokio, no la JR, sino la de Metro Tokyo y tardamos un rato en encontrar el restaurante, eso si, la gente siempre muy amable con nosotros, les hablábamos en inglés y hacían todo el esfuerzo del mundo por entenderte, no sabían decirte que no, si algo no sabían le preguntaban a otro y así hasta que te encontraban una solución, un aspecto que deberíamos aprender en Occidente. El restaurante como antes he mencionado era de ninjas y en recepción te salía un ninja de la nada que te conducía por un montón de pasillos estrechos y puentes levadizos hasta tu comedor particular. Los que lo lean ya se pueden imaginar la clavada que eso te podía costar y efectivamente es así pero comer comes bien. A título personal me parece un poco chorra lo de los ninjas e infantiloide porque es como si en España me fuera a un restaurante donde en la recepción me recibiese un torero con un capote y me fuera toreando hasta mi mesa, no es un plan que me seduzca mucho que digamos.
Después de la cena nos quedamos por eso barrio tomando unas copas, yo me aficioné bastante allí al Jack Daniels solo con hielo, con tabaco japonés sabe mucho mejor. La zona de Akasaka tenia una pinta bastante chunga, hombre de negocios acompañados de señoritas y muchos negros que te hablaban en el idioma que sea ofreciendote la oferta de 3000 yenes una hora de cerveza y si solo quieren copa pues copa y sino pues chicas del país que tu quisieses. Hubo algún que otro debate acerca del tema con que si pasaba algo o si la prostitución tal o cual, como ahora escribo yo pues mi opinión me parece que todas esas ofertas eran bastante degradantes no solo para las mujeres sino para el ser humano en general, Japón tiene muchas cosas buenas pero una muy mala es que es un país muy machista y el trato hacía las mujeres deja bastante que desear y precisamente no voy a contribuir yendo a ese tipo de sitios por mucho que no pase nada, me parece inmoral.
Al final entramos en un bar y rodeados de gente que había salido de sus respectivos trabajos tomamos unas copas, pillamos un taxi que no son nada caros (otro tópico que quiero derribar) y de nuevo sentado en la ventana de mi habitación de hotel apurada un último cigarrillo mientras esta vez sí, no como en Nueva York, pude visionar la luna tokiota, muy bonita.
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