Arigato Japón Roku Hi (Sexto Día)
Los lunes son los días de la semana que la gente más odia y en Japón no iba a ser una excepción porque mira que es una putada acostarte casi a las 4 de la madrugada y levantarte el lunes a coger un tren para Kyoto a las 8:15. Con un sueño que nos superaba cogimos todos nuestros trastos (no veas la de compras que hicimos en Tokio) y abandonamos nuestro querido Shiba Park, nuestro último paseo en la urbe rodeado de tokiotas que iban para trabajar y que llevaban su desayuno al trabajo. Para coger el tren bala teníamos que desplazarnos a Tokyo Central que no estaba muy lejos de Hammatsucho y no tardamos apenas, el tren salia a las 10:10 destino Kyoto y a las 9:30 estabamos en la estacion. Yo aproveche para desayunar en la estación y asi entrar con alguna sensación distinta al sueño en el tren.
El sistema de ferrocarril japonés es yo creo lo más eficiente del mundo, los trenes bala son denominados shinkansen y su puntualidad es espartana. Por fuera es como si te montarás en un tren AVE español y de hecho es que en España se inspiraron en este tipo de trenes, por dentro son más antiguos que los AVE porque datan de los años 70. Tras varias fotografías en el andén y entre de nuevo una muchedumbre de gente y altavoces que te decían cosas que no entendías una azafata nos dirigia al tren y nos indicaba nuestros asientos. Fue salir de Tokyo Central y después de una parada en otra estación de la compañía JR nos quedamos todos dormidos en nuestros asientos como si fuerabamos bebes. La distancia entre Tokyo y Kyoto son de unos 500 km que el tren se los hizo en 3 horas y media, asi que a las 13:30 aproximadamente nos encontrabamos en Kyoto en la estación central, otro monumento al transporte que han levantado los japoneses que detallaré en otro parrafo.
Para llegar a nuestro hotel en Kyoto era mucho más fácil que en Tokio porque se encontraba enfrente de la estación central de tren, asi que andando con las maletas en 5 minutos estábamos en la recepción del hotel New Miyako. En Kyoto desapareció la sensación que tanto me agradaba de la muchedumbre porque Kyoto es una ciudad milenaria donde viven un millón y medio de habitantes, no era la asfixia que tanto me gustaba de Tokio con once millones de habitantes.
Como somos unos valientes sin descansar ni nada nos piramos del hotel para ver los templos más representativos de Kyoto a mediodia en pleno mes de Agosto. Como dije en el primer post la excursión a Japón iba a ser una mezcla de tradición y modernidad, la tradición iba a venir por Kyoto. Al principio dimos un paseo por la ciudad y mediante el mapa nos dirigimos a nuestro primer templo que es de los más famosos de la ciudad, Kyoto consta de unos 2000 templos budistas o sintoistas y aquí ya no me se los nombres de los templos porque era un auténtico lío para un occidental. Esta ciudad en la Segunda Guerra Mundial la dejaron tranquila de las bombas porque el gobierno japonés pidió por favor a los americanos que no la bombadearán debido a su interés cultural.
Os había dejado en el primer templo, en este había que pagar entrada pero vale la pena, por fuera estaba rodeado de jardines y por dentro era espectacular, delante nuestro teníamos 1000 guerreros de oro, ni que decir tiene que era patrimonio de la humanidad esos guerreros, por dentro no se podían hacer fotos para su cuidado. Lo que me resultó curioso en esta visita era lo mal cuidado que estaban los alrededores del templo, bastante descuidado el barrio. Al lado de este templo se encuentra el museo nacional de Kyoto con tan mala suerte que solo estaba cerrado los lunes, así que nuestra visita entera a Kyoto iba a ser a templos.
Sin comer y porque nosotros lo valemos seguimos dándonos un paseo por la ciudad, a pesar del cansancio cuando te encuentras en una ciudad nueva te apetece pasearla y conocerla y por eso el esfuerzo bestial que estábamos haciendo. Acábamos por el centro de Kyoto y allí había otro gran templo donde la entrada era gratuita, debía de ser muy famoso también porque había varias excursiones de niños coreanos allí. El templo tenía dos peculiaridades, el gran tatami que por dentro te hacía sentir muy a gusto y fuera del templo una fuente de cuya cabeza del dragón salía el agua.
Con la cabeza del dragón ese me refresqué un poco y ya me dije que el esfuerzo había terminado para mí, que no andaba más. Kyoto tiene metro pero para dos días que ibamos a estar allí no merecía la pena estar aprendiendoselo y que los taxis no eran caros. Así que entre 5 personas nos salía bastante bien movernos en taxi y así ya nos recogimos al hotel para descansar un rato y salir de noche a ver que ambiente tenía la ciudad.
Antes de la salida nocturna comentar el parrafo prometido sobre la estación central de Kyoto, era una mole modernista donde se ha rodado alguna que otra producción japonesa, el equivalente al Shinjuku de Tokio pero mucho más moderno pero no tan grande como el Shinjuku. La estación es una ciudad en si y se encuentra lo más al sur de la ciudad, los japoneses fueron junto a los americanos los pioneros en tener una buena red de transportes y por eso son dos civilizaciones tan avanzadas. Ahora mismo Kyoto es una de las ciudades más visitadas en Japón por su cultura milenaria y por su facilidad de acceso, junto a Osaka y Tokio son las tres ciudades más visitadas de Japón, sin embargo ciudades como Sapporo o Hiroshima no son tan visitadas.
El reverso de esta estación tan moderna es el barrio que rodea a esta estación, es un barrio nuevo donde básicamente hay dos tipos de negocios, hoteles para el turismo (de hecho nosotros estabamos en uno) y grandes recreativos de pachinko. El pachinko es el juego de las máquinas tragaperras en Japón, si alguien sabe como se juega a eso que me lo expliqué también porque no logré entenderlo. Cerca de nuestro hotel había una gran edificio que era como un mall gigante dedicado al pachinko, no vi nunca a un occidental jugando a ese juego.
Y ahora ya nuestra salida nocturna, cuando más feliz fui en Kyoto, esta vez nos pinchó Dave para salir porque no se encontraba bien y se quedó descansando. Yo había leido que el barrio de Gion era lo mejor de Kyoto para salir de noche y con un taxi desde el hotel hacía allá nos fuimos, la dirección para que te lleven es sencilla, le dices al taxista a Gion Corner.
Este barrio es conocido porque es el barrio donde residen la geishas y el barrio es muy antiguo con casas de madera pequeñitas y paseando ves alguna que otra maiko (aprendices de geisha) saliendo de esas casitas. El encanto que tiene el barrio es impresionante y no nos pudimos quedar a cenar por ahi porque era un poquito tarde y tuvimos que salir al boulevard de Gion lleno de neones a cenar en un garito chino que por supuesto nos trataron estupendamente. Seguimos paseando y te encontrabas riachulos rodeados de plantas con más templos y todo era muy bonito, muy idílico. La noche terminó en un club de jazz en Gion en la planta sexta de un edificio. Fue el sitio más bonito que estuve en Kyoto, el camarero parecía sacado de película y el sitio también, era como encontrarte en una de esas películas de Wong Kar Wai donde te puedes enamorar perfectamente de la chica equivocada, la música preciosa y hasta en el baño tenias un cuadro de la actriz francesa Jeanne Moreau, la protagonista junto a Mastroianni de 'La notte', una película que recomiendo a todo el mundo ver.
Todos fumamos unos Black Devils que llevaba encima todavía y que con Jack Daniels solo con hielo aumentan su sabor. Con los ecos de la música del club resonando en mi mente y escuchando en el taxi de vuelta al hotel a Nat King Cole nos recogimos para dormir, aún quedaba por delante otra día más en Kyoto y muchas cosas más por suceder.
El sistema de ferrocarril japonés es yo creo lo más eficiente del mundo, los trenes bala son denominados shinkansen y su puntualidad es espartana. Por fuera es como si te montarás en un tren AVE español y de hecho es que en España se inspiraron en este tipo de trenes, por dentro son más antiguos que los AVE porque datan de los años 70. Tras varias fotografías en el andén y entre de nuevo una muchedumbre de gente y altavoces que te decían cosas que no entendías una azafata nos dirigia al tren y nos indicaba nuestros asientos. Fue salir de Tokyo Central y después de una parada en otra estación de la compañía JR nos quedamos todos dormidos en nuestros asientos como si fuerabamos bebes. La distancia entre Tokyo y Kyoto son de unos 500 km que el tren se los hizo en 3 horas y media, asi que a las 13:30 aproximadamente nos encontrabamos en Kyoto en la estación central, otro monumento al transporte que han levantado los japoneses que detallaré en otro parrafo.
Para llegar a nuestro hotel en Kyoto era mucho más fácil que en Tokio porque se encontraba enfrente de la estación central de tren, asi que andando con las maletas en 5 minutos estábamos en la recepción del hotel New Miyako. En Kyoto desapareció la sensación que tanto me agradaba de la muchedumbre porque Kyoto es una ciudad milenaria donde viven un millón y medio de habitantes, no era la asfixia que tanto me gustaba de Tokio con once millones de habitantes.
Como somos unos valientes sin descansar ni nada nos piramos del hotel para ver los templos más representativos de Kyoto a mediodia en pleno mes de Agosto. Como dije en el primer post la excursión a Japón iba a ser una mezcla de tradición y modernidad, la tradición iba a venir por Kyoto. Al principio dimos un paseo por la ciudad y mediante el mapa nos dirigimos a nuestro primer templo que es de los más famosos de la ciudad, Kyoto consta de unos 2000 templos budistas o sintoistas y aquí ya no me se los nombres de los templos porque era un auténtico lío para un occidental. Esta ciudad en la Segunda Guerra Mundial la dejaron tranquila de las bombas porque el gobierno japonés pidió por favor a los americanos que no la bombadearán debido a su interés cultural.
Os había dejado en el primer templo, en este había que pagar entrada pero vale la pena, por fuera estaba rodeado de jardines y por dentro era espectacular, delante nuestro teníamos 1000 guerreros de oro, ni que decir tiene que era patrimonio de la humanidad esos guerreros, por dentro no se podían hacer fotos para su cuidado. Lo que me resultó curioso en esta visita era lo mal cuidado que estaban los alrededores del templo, bastante descuidado el barrio. Al lado de este templo se encuentra el museo nacional de Kyoto con tan mala suerte que solo estaba cerrado los lunes, así que nuestra visita entera a Kyoto iba a ser a templos.
Sin comer y porque nosotros lo valemos seguimos dándonos un paseo por la ciudad, a pesar del cansancio cuando te encuentras en una ciudad nueva te apetece pasearla y conocerla y por eso el esfuerzo bestial que estábamos haciendo. Acábamos por el centro de Kyoto y allí había otro gran templo donde la entrada era gratuita, debía de ser muy famoso también porque había varias excursiones de niños coreanos allí. El templo tenía dos peculiaridades, el gran tatami que por dentro te hacía sentir muy a gusto y fuera del templo una fuente de cuya cabeza del dragón salía el agua.
Con la cabeza del dragón ese me refresqué un poco y ya me dije que el esfuerzo había terminado para mí, que no andaba más. Kyoto tiene metro pero para dos días que ibamos a estar allí no merecía la pena estar aprendiendoselo y que los taxis no eran caros. Así que entre 5 personas nos salía bastante bien movernos en taxi y así ya nos recogimos al hotel para descansar un rato y salir de noche a ver que ambiente tenía la ciudad.
Antes de la salida nocturna comentar el parrafo prometido sobre la estación central de Kyoto, era una mole modernista donde se ha rodado alguna que otra producción japonesa, el equivalente al Shinjuku de Tokio pero mucho más moderno pero no tan grande como el Shinjuku. La estación es una ciudad en si y se encuentra lo más al sur de la ciudad, los japoneses fueron junto a los americanos los pioneros en tener una buena red de transportes y por eso son dos civilizaciones tan avanzadas. Ahora mismo Kyoto es una de las ciudades más visitadas en Japón por su cultura milenaria y por su facilidad de acceso, junto a Osaka y Tokio son las tres ciudades más visitadas de Japón, sin embargo ciudades como Sapporo o Hiroshima no son tan visitadas.
El reverso de esta estación tan moderna es el barrio que rodea a esta estación, es un barrio nuevo donde básicamente hay dos tipos de negocios, hoteles para el turismo (de hecho nosotros estabamos en uno) y grandes recreativos de pachinko. El pachinko es el juego de las máquinas tragaperras en Japón, si alguien sabe como se juega a eso que me lo expliqué también porque no logré entenderlo. Cerca de nuestro hotel había una gran edificio que era como un mall gigante dedicado al pachinko, no vi nunca a un occidental jugando a ese juego.
Y ahora ya nuestra salida nocturna, cuando más feliz fui en Kyoto, esta vez nos pinchó Dave para salir porque no se encontraba bien y se quedó descansando. Yo había leido que el barrio de Gion era lo mejor de Kyoto para salir de noche y con un taxi desde el hotel hacía allá nos fuimos, la dirección para que te lleven es sencilla, le dices al taxista a Gion Corner.
Este barrio es conocido porque es el barrio donde residen la geishas y el barrio es muy antiguo con casas de madera pequeñitas y paseando ves alguna que otra maiko (aprendices de geisha) saliendo de esas casitas. El encanto que tiene el barrio es impresionante y no nos pudimos quedar a cenar por ahi porque era un poquito tarde y tuvimos que salir al boulevard de Gion lleno de neones a cenar en un garito chino que por supuesto nos trataron estupendamente. Seguimos paseando y te encontrabas riachulos rodeados de plantas con más templos y todo era muy bonito, muy idílico. La noche terminó en un club de jazz en Gion en la planta sexta de un edificio. Fue el sitio más bonito que estuve en Kyoto, el camarero parecía sacado de película y el sitio también, era como encontrarte en una de esas películas de Wong Kar Wai donde te puedes enamorar perfectamente de la chica equivocada, la música preciosa y hasta en el baño tenias un cuadro de la actriz francesa Jeanne Moreau, la protagonista junto a Mastroianni de 'La notte', una película que recomiendo a todo el mundo ver.
Todos fumamos unos Black Devils que llevaba encima todavía y que con Jack Daniels solo con hielo aumentan su sabor. Con los ecos de la música del club resonando en mi mente y escuchando en el taxi de vuelta al hotel a Nat King Cole nos recogimos para dormir, aún quedaba por delante otra día más en Kyoto y muchas cosas más por suceder.
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