Lost In Iceland (Día 1)
Después de nuestra primera noche en Reikjavik brindando a las 4:30 por encontrarnos allí, fuimos para el hotel, al ratillo de estar acostados ya amaneció porque estando en Abril allí muy pronto se hace de día. Espero que alguna vez fuera de España encuentren el gran invento que son las persianas porque con las cortinas poco se puede hacer. El domingo precisamente no iba a ser un día tranquilo ya que antes de ir a Islandia ya contratamos unas excursiones para hacer por el país y el domingo teníamos la primera.
La empresa en cuestión es Iceland Excursions y escogimos nuestra primera excursión precisamente este día porque sólo la organizaban en sábado o en domingo y además nos pillaba bien porque la excursión comenzaba a las 12:30 y era una hora más o menos decente de poder levantarnos después de la juerga corrida la noche anterior. Iceland Excursions te recoje en tu mismo hotel, así que la comodidad estaba garantizada, el conductor fue muy amable con nosotros ya que no nos dió tiempo a comer, se lo dijimos y antes de ir a nuestro destino paró en un mini supermercado de las afueras para que pudiésemos comprar algo de comida que durante el trayecto nos comimos.
Las carreteras en Islandia son una pena y es debido porque este país es todo volcánico y para construir algo allí hay que armar una bastante gorda, de hecho te encontrabas grúas excavadoras por todo el camino, la impresión seguía siendo la misma del aeropuerto, paisaje árido como si estuvieses en una superficie lunar, seguíamos sin ver árbol alguno y cerca de nuestro destino ya no era carretera, era un camino de tierra rodeado de montañas negras y un paisaje de roca volcánica recubierta de verde musgo que era sorprendentemente fácil arrancarlo. Llegamos con nuestro vehículo hacía la cueva donde íbamos a hacer espeleología, nuestro guía nos dio nuestros trajes naranjas "Guantánamo", nuestros cascos y nuestras luces para encaminarnos hacia la grieta donde comenzaba el descenso a la gruta.
Nuestro guía se puso muy contento al descubrir que éramos españoles, decía que las cuevas de Nerja en Málaga son muy bonitas. La verdad es que no sé como lo hice porque después de la noche que nos pegamos con toda la resaca y sin apenas comer me meto por una gruta y ya me di cuenta para que era el casco, que por algunos recovecos había que incluso reptar ya que no había espacio. La anécdota que nos contó el guía fue que allí dentro había unos huesos de un cordero que se había perdido y nos los enseñó, nosotros hacíamos la coña de que esos huesos fijo que los había puesto allí los de Iceland Excursions para tomar el pelo a todos los excursionistas ja, ja, ja...
Después del esfuerzo de la espeleología había que relajarse y para ello nada mejor que ir a nuestro segundo destino, el Blue Lagoon que en islandés era Bla Lagoon, antes dejamos en sus hoteles a algunos excursionistas y recogimos a otros que se venian a este Lago Azul, a una chica tuvimos que ir a buscarla donde cristo perdió el gorro, vivía en una especie de granja de caballos y por allí todos los caballos sueltos. Además que el Blue Lagoon está lejillos, como a unos 100 km de Reikjavik.
Eso sí, el sitio es espectacular, de las cosas más bonitas que han visto mis ojos. Efectivamente como su nombre indica el agua es azul, es un sitio natural de aguas termales que lo han convertido en el orgullo islandés donde va todo el mundo a bañarse. La temperatura en el exterior era de unos 6-8 grados, así que imaginaros las ganas que teníamos de ponernos el bañador pero ahí fuimos y una vez que te metes en el agua te olvidas de todos los problemas que puedan existir, tienen una especie de barro gris que decían que era muy bueno para la piel, una cascada que era un gusto que te echabas aguas por los hombros. Había tambien una sauna tradicional vikinga y luego un par de saunas que una era de vapor como en plan turco y otra era más nórdica en plan modernillo. De vez en cuando hacían como un simulacro como que el volcán echaba vapor y estabas rodeado de montañas negras que daban un punto algo tétrico al lugar. La única pega que fue una constante durante toda la excursión es el olor del agua que tiene un tono totalmente de azufre debido a que ellos el agua la recogen de la actividad geotermal de la isla y de agua siempre están abastecidos, de hecho es lo único barato allí junto a la luz. Era un rollo ducharse en Islandia porque no olía nada bien y parecía que no estabas limpio.
Como anécdota del Lago Azul puedo contar que allí acuden muchas parejas a disfrutar del sitio y hay un personal del Lago que son como los socorristas pero que en el fondo son vigilantes para que ninguna pareja se pasé más de lo debido porque por lo visto ha habido algún caso, claro, el agua calentita y tu pareja allí dandote besitos pues enseguida alguno se ponía a tono ja, ja, ja... De hecho es que veías cada monumento por allí que ganas te daban de quedarte a vivir allí. Estuvimos 3 horitas en el lago relanjándonos y volvimos a Reikjavik de nuevo.
Como habíamos comido tan mal ese día debido a las excursiones nos decidimos dar un homenaje de gastronomía del país y que mejor en Islandia para comer, pues el pescado, en concreto el marisco. Cerca del parlamento islandés en concreto en la calle Bankastraeti está el restaurante Laekjarbrekka, todo muy cerquita de nuestro hotel bajando Laugavegur y al lado de la oficina de turismo islandés. El homenaje consistió en cigalas y langostas de la tierra tambien acompañadas por unas homónimas canadienses. Todo muy bueno y el sitio pijo a más no poder, un ambiente íntimo, muy silencioso con luz ténue y muy cuidado. La broma esta vez fueron creo recordar como 13000 pesetillas por barba, pero que muy bien gastadas. Al salir de allí decíamos que como siguieramos ese ritmo el martes no nos llegaba más que para comer kebaps.
Con el estómago relleno de marisco pues había que dar una vueltecilla y la verdad es que mucho frío no hacía, era aguantable y había algunos jovencillos por ahí también bebiendo, habría entre 4-5 grados. Dimos una vuelta por la plaza central de Reikjavik donde hay varios sitios que visitamos otros días, la zona de la calle Vesturgata es de lo mas chic de la ciudad. Laugeveur es la calle de las compras y Vesturgata es la zona de ocio y de encuentro. Acabamos muy cerca de nuestro hotel y eso porque el Barinn estaba ya cerrando y vimos el Sirkus que estaba abierto. Este bar es el sitio mas alternativo del país y es que es para verlo porque es muy cutre, es como una casa jamaicana desastrosa con dos plantas y todo desarreglado. Pues bien, allí se dan cita mucho de los músicos de Islandia, cualquiera día te puedes encontrar allí a Bjork, a un componente de Sigur Ros, a otro de Mum y diversos personajes de la cultura islandensa. He de reconocer que el sitio me gustó bastante, el DJ tuvo bastantes aciertos y alguna cagada y el ambiente me molaba bastante, las pintas más raras de Reikjavik te las encuentras en el Sirkus. Eso sí, los muy ladrones me sacaron 1500 pesetas por un paquete de Marlboro, mal negocio fumar allí.
Al salir de allí ya no veíamos a nadie por la calle y aunque todo tenía luz estaba cerrado (allí se dejan la luz encendida, total, no cuesta). Cruzamos la acera y subimos a nuestras habitaciones, todavía seguían las nubes y nosotros cada vez más temerosos de perdernos ver la aurora boreal, pero antes de dormir nos tomamos un jameson cola porque así se duerme muy bien porque en Laugavegur sinceramente con tanta tranquilidad se descansa estupendamente.
La empresa en cuestión es Iceland Excursions y escogimos nuestra primera excursión precisamente este día porque sólo la organizaban en sábado o en domingo y además nos pillaba bien porque la excursión comenzaba a las 12:30 y era una hora más o menos decente de poder levantarnos después de la juerga corrida la noche anterior. Iceland Excursions te recoje en tu mismo hotel, así que la comodidad estaba garantizada, el conductor fue muy amable con nosotros ya que no nos dió tiempo a comer, se lo dijimos y antes de ir a nuestro destino paró en un mini supermercado de las afueras para que pudiésemos comprar algo de comida que durante el trayecto nos comimos.
Las carreteras en Islandia son una pena y es debido porque este país es todo volcánico y para construir algo allí hay que armar una bastante gorda, de hecho te encontrabas grúas excavadoras por todo el camino, la impresión seguía siendo la misma del aeropuerto, paisaje árido como si estuvieses en una superficie lunar, seguíamos sin ver árbol alguno y cerca de nuestro destino ya no era carretera, era un camino de tierra rodeado de montañas negras y un paisaje de roca volcánica recubierta de verde musgo que era sorprendentemente fácil arrancarlo. Llegamos con nuestro vehículo hacía la cueva donde íbamos a hacer espeleología, nuestro guía nos dio nuestros trajes naranjas "Guantánamo", nuestros cascos y nuestras luces para encaminarnos hacia la grieta donde comenzaba el descenso a la gruta.
Nuestro guía se puso muy contento al descubrir que éramos españoles, decía que las cuevas de Nerja en Málaga son muy bonitas. La verdad es que no sé como lo hice porque después de la noche que nos pegamos con toda la resaca y sin apenas comer me meto por una gruta y ya me di cuenta para que era el casco, que por algunos recovecos había que incluso reptar ya que no había espacio. La anécdota que nos contó el guía fue que allí dentro había unos huesos de un cordero que se había perdido y nos los enseñó, nosotros hacíamos la coña de que esos huesos fijo que los había puesto allí los de Iceland Excursions para tomar el pelo a todos los excursionistas ja, ja, ja...
Después del esfuerzo de la espeleología había que relajarse y para ello nada mejor que ir a nuestro segundo destino, el Blue Lagoon que en islandés era Bla Lagoon, antes dejamos en sus hoteles a algunos excursionistas y recogimos a otros que se venian a este Lago Azul, a una chica tuvimos que ir a buscarla donde cristo perdió el gorro, vivía en una especie de granja de caballos y por allí todos los caballos sueltos. Además que el Blue Lagoon está lejillos, como a unos 100 km de Reikjavik.
Eso sí, el sitio es espectacular, de las cosas más bonitas que han visto mis ojos. Efectivamente como su nombre indica el agua es azul, es un sitio natural de aguas termales que lo han convertido en el orgullo islandés donde va todo el mundo a bañarse. La temperatura en el exterior era de unos 6-8 grados, así que imaginaros las ganas que teníamos de ponernos el bañador pero ahí fuimos y una vez que te metes en el agua te olvidas de todos los problemas que puedan existir, tienen una especie de barro gris que decían que era muy bueno para la piel, una cascada que era un gusto que te echabas aguas por los hombros. Había tambien una sauna tradicional vikinga y luego un par de saunas que una era de vapor como en plan turco y otra era más nórdica en plan modernillo. De vez en cuando hacían como un simulacro como que el volcán echaba vapor y estabas rodeado de montañas negras que daban un punto algo tétrico al lugar. La única pega que fue una constante durante toda la excursión es el olor del agua que tiene un tono totalmente de azufre debido a que ellos el agua la recogen de la actividad geotermal de la isla y de agua siempre están abastecidos, de hecho es lo único barato allí junto a la luz. Era un rollo ducharse en Islandia porque no olía nada bien y parecía que no estabas limpio.
Como anécdota del Lago Azul puedo contar que allí acuden muchas parejas a disfrutar del sitio y hay un personal del Lago que son como los socorristas pero que en el fondo son vigilantes para que ninguna pareja se pasé más de lo debido porque por lo visto ha habido algún caso, claro, el agua calentita y tu pareja allí dandote besitos pues enseguida alguno se ponía a tono ja, ja, ja... De hecho es que veías cada monumento por allí que ganas te daban de quedarte a vivir allí. Estuvimos 3 horitas en el lago relanjándonos y volvimos a Reikjavik de nuevo.
Como habíamos comido tan mal ese día debido a las excursiones nos decidimos dar un homenaje de gastronomía del país y que mejor en Islandia para comer, pues el pescado, en concreto el marisco. Cerca del parlamento islandés en concreto en la calle Bankastraeti está el restaurante Laekjarbrekka, todo muy cerquita de nuestro hotel bajando Laugavegur y al lado de la oficina de turismo islandés. El homenaje consistió en cigalas y langostas de la tierra tambien acompañadas por unas homónimas canadienses. Todo muy bueno y el sitio pijo a más no poder, un ambiente íntimo, muy silencioso con luz ténue y muy cuidado. La broma esta vez fueron creo recordar como 13000 pesetillas por barba, pero que muy bien gastadas. Al salir de allí decíamos que como siguieramos ese ritmo el martes no nos llegaba más que para comer kebaps.
Con el estómago relleno de marisco pues había que dar una vueltecilla y la verdad es que mucho frío no hacía, era aguantable y había algunos jovencillos por ahí también bebiendo, habría entre 4-5 grados. Dimos una vuelta por la plaza central de Reikjavik donde hay varios sitios que visitamos otros días, la zona de la calle Vesturgata es de lo mas chic de la ciudad. Laugeveur es la calle de las compras y Vesturgata es la zona de ocio y de encuentro. Acabamos muy cerca de nuestro hotel y eso porque el Barinn estaba ya cerrando y vimos el Sirkus que estaba abierto. Este bar es el sitio mas alternativo del país y es que es para verlo porque es muy cutre, es como una casa jamaicana desastrosa con dos plantas y todo desarreglado. Pues bien, allí se dan cita mucho de los músicos de Islandia, cualquiera día te puedes encontrar allí a Bjork, a un componente de Sigur Ros, a otro de Mum y diversos personajes de la cultura islandensa. He de reconocer que el sitio me gustó bastante, el DJ tuvo bastantes aciertos y alguna cagada y el ambiente me molaba bastante, las pintas más raras de Reikjavik te las encuentras en el Sirkus. Eso sí, los muy ladrones me sacaron 1500 pesetas por un paquete de Marlboro, mal negocio fumar allí.
Al salir de allí ya no veíamos a nadie por la calle y aunque todo tenía luz estaba cerrado (allí se dejan la luz encendida, total, no cuesta). Cruzamos la acera y subimos a nuestras habitaciones, todavía seguían las nubes y nosotros cada vez más temerosos de perdernos ver la aurora boreal, pero antes de dormir nos tomamos un jameson cola porque así se duerme muy bien porque en Laugavegur sinceramente con tanta tranquilidad se descansa estupendamente.
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